"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias." MVLlosa

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El que busca no es el mismo que el que encuentra

O lo que es lo mismo… corriendo tras la mariposa

Es de noche, el momento predilecto del dia para guardar secretos. De noche el espíritu se sensibiliza, se alerta. Los sentidos se despiertan, hay que cerrar los ojos para verte mejor. Tus instintos prevalecen, te empujan, te presionan. Son adictos a las oleadas de sensaciones que se despiertan por la noche. Esos instintos que te llevan, que te guían, que te pierden, que te orillan, que te gritan que cedas, que accedas a vivir eso que de dia no se puede.  Puedes oler el peligro, casi lo puedes tocar, se sienta al lado tuyo.

La luz es suave, la música es perfecta. El corazón late fuerte, tus ojos están cansados, irritados, tu cabeza da vueltas. Das un trago a la cerveza mientras estás pensando qué haces aquí. Volteas para un lado, volteas para el otro, buscando un rostro familiar, una mirada interrogatoria. Nada que puedas ver a simple vista.

Te enreda un brazo en la cintura…te preguntas cómo hacer para aprender a vivir sin esos calambres que te recorren desde las sienes hasta el final de la columna vertebral. Ese salto en el estómago es la sensación inevitable de tu cuerpo y tu mente peleando.

Se acerca, te besa…sentir que la vida se te escapa por un segundo y en otro segundo regresa. Esa gota de sudor, esa gota de miedo, que resbala por tu frente, por tu espalda.

La adicción es causada por la ambivalencia del pecado que acaricia y envenena, que reconforta y atormenta.

La oportunidad de ser quien no eres, o de finalmente ser lo que eres. La fascinación de tener dos posibilidades de vivirte, dos circunstancias, dos rumbos, dos caras.  Resignada como res al matadero te diriges al lugar del delito… es como si manejaras en sentido contrario directo a tu propia sacudida. Un torrente de placer, dolor, despedida, bienvenida, final y comienzo, adrenalina, violencia, colapso, un alto, puntos suspensivos, frases incompletas, miradas elocuentes, palabras mudas, canciones perdidas, imágenes vividas, imágenes soñadas, suspiros, respiros, trozos de alma por todos lados, cóctel de emociones, piel dorada y olores impregnados. Oda a la vida. Qué vas a hacer? Las últimas noticias… No hay plan B…

Es de dia y todo sigue igual. Pero nada sigue igual.
La ley dice que lo que pasa en la noche, en la noche se queda… el problema es que la pasión y la ley es una difícil mezcla.
Este mórbido deseo de lo prohibido nos atrae como imanes al refrigerador. Romper las reglas, ir mas allá, sentir por el sentir. La búsqueda de “la experiencia”, el amor, el fracaso. La persecución de la ilusión y la felicidad. Siempre se trata de buscar. Búsqueda. En este punto te das cuenta que la palabra hallar no es un objetivo. El hallazgo es hartazgo. Cuando haz hallado lo que creías estar buscando, te das cuenta que eso no es lo que buscabas, y entonces emprendes otra búsqueda. La búsqueda infinita de ti misma.

Por que  nos buscamos en mi, en ti, en el vecino de enfrente, en el compadre, en el amigo, en el hermano. La búsqueda nos mantiene alertas, siempre vigías en el escrutinio de seguir buscando que es lo mismo a continuar caminando.

Hallar significa fin, búsqueda significa camino. Hallar es asentarse. Hallar felicidad, amor, estabilidad. Cuando alguien halla y ese es su objetivo, se queda contento, se queda feliz, se queda estático, se queda disfrutando de su hallazgo, se queda. Y que pasa si una persona que quiere hallar encuentra al que quiere buscar? Por mas amor que exista de por medio, por mas cargas emotivas, por mas cargas sociales, por mas buenas intenciones y compromisos que existan el que busca seguirá buscando incansablemente…

Por eso el que busca incontrolablemente, frenéticamente, inalcanzablemente, es mas parecido a un enfermo social que a un soñador. Es un ser egoísta y solitario que pasará por encima de todo en ese proceso infinito de búsqueda. Es un ser incomprendido por los que quieren hallar y también por los que solo quieren buscar pero aun no lo han entendido.

El que halla nunca va a entender la felicidad que el que busca puede encontrar en una noche mágica estrellada, en una historia de amor frustrado, en una canción que rebote emociones, en un encuentro fugaz y espontáneo. Por que la felicidad para el que quiere hallar es algo grande, tangible, establecido, formal, con esquinas, paredes y ventanas. Es guardar, acumular, cuidar, sembrar, cosechar, producir. Y el que halla tiene una bodega imaginaria donde va clasificando todo y guardando todo para si, para que no se le escape, para que no se le gaste, para que le dure. Mientras que el que busca se contenta con un beso, una noche, un deseo, una luz, un sonido, un amanecer. Va corriendo detrás de lo que busca como si llegara de repente una mariposa. Tiene que salir corriendo detrás de ella porque no sabe si llegará otra vez y se pierde corriendo, persiguiéndola, disfrutando del camino que recorre detrás de ella, sin pensar mucho que va a hacer con ella si la atrapa, o si en verdad desea atraparla. Para el que busca no hay reglas, solo toma las oportunidades de seguir buscando. Amar hoy, dejar ir mañana. Desprenderse, no atesorar, no guardar, no conservar, porque mientras mas guardes en la maleta que traes cargando es mas pesado el viaje interminable.

Y mientras el que busca sale corriendo tras la mariposa de la vida, el que halla lo ve sentado en su silla, entre sus cuatro paredes de su mundo tangible. Preguntándose desconcertado qué tiene que hacer para que el que busca se entusiasme por su mundo igual que se entusiasma por esa  mariposa que lo mantiene corriendo. No entiende que es lo que tiene esa mariposa que no pueda tener su mundo tan bien construido, tan perfecto. Es que no entiende el significado de la mariposa, y tampoco entiende que son mundos diferentes que tal vez se complementan o tal vez no. Eso probablemente no lo sabremos mientras haya mariposas que tu y yo vamos a perseguir.




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