“Mis tíos, cuando hablaban de putas, decían: Las Tramposas. Entonces yo de niña siempre que hacía trampas pensaba: -¡Dios mío, qué puta soy!-, y me iba a confesar. Claro que al Padre no le decía: -Me acuso de ser puta-, porque además puta era una grosería. Pero sí me acusaba de ser tramposa. Y lloraba muchísimo, porque me imaginaba al sacerdote pensando: -Tan chiquita y tan putita-.”
Decidí comenzar la entrada del día de hoy con éste párrafo que a través de Violetta Schmidt narra mi adorado Xavier Velasco en su libro “Diablo Guardián”. Un párrafo que me parece chistoso, cínico, irónico, inocente, triste.
A ti cuántas veces te han dicho puta? Cuántas te has pensado puta? Cuántas te han juzgado puta? Cambia el "puta" por "estúpida, tarada, buena para nada, insípida, zorra, arpía". El punto es cuántas veces hemos permitido que nos falten al respeto, que coarten nuestros sueños, que corten nuestras alas, que nos juzguen por ser distintas? Cuántas veces te has sentido obligada a ahogar tus sentimientos, a reprimir tus reacciones y te has perdido de grandes momentos en tu vida por miedo a una agresión de éste tipo (o de cualquier otro tipo)?
Hoy se conmemora el día de la No Violencia hacia la mujer y por eso ésta entrada está dirigida a ellas, las mujeres. Las que viven los horrores del maltrato y las que han logrado salir de él.
Lamentablemente en nuestro país no hay nada qué celebrar, un país donde se inventó la palabra feminicidio. Solo por aportar datos: el 95 por ciento de las mujeres han sido víctimas de acoso sexual; una de cada tres vive violencia doméstica; cada nueve minutos una mujer es víctima de violencia sexual; 43 de cada 100 mujeres ha vivido algún tipo de violencia, emocional, económica, física o sexual; más de 30 por ciento de las mujeres tienen probabilidad de convertirse en madres antes de los 20 años; 8 de cada 100 mujeres no saben leer ni escribir a diferencia de los varones (5 de cada 100 se encuentran en esta situación). Un país donde se matan a 1,700 mujeres al año y no sólo son las de Cd. Juárez, son mujeres de todos los estados asesinadas por sus maridos o padres. Y a pesar de que coincido con la visión de que para que exista un victimario debe existir una víctima que lo permita, creo honda y tristemente que tenemos un problema de educación.
A casi todas nos educaron con el “calladita más bonita”, con la cultura de la sumisión y el tratar de agradar y complacer a tu pareja o al resto del Universo a como de lugar. Me parece que con la independencia económica se ha avanzado a grandes zancadas pero no estoy segura de si las hemos dado en el rumbo correcto. Porqué seguimos siendo esas féminas independientes, hermosas, inteligentes y también capaces de arrastrarse cual viles gusanos rogando una migajita de “amor”? Escucho pretextos como que somos más mujeres que hombres, que los buenos ya están apartados y cosas así. La realidad es que veo mujeres entregando su valor y su poder a hombres que no saben qué hacer con él.
Ya ni se diga si hablamos con la señora del aseo, por poner un ejemplo. El otro día no fue a trabajar porque su marido le puso una golpiza que le duró varios días. “Mary, por qué no lo dejas?”- “Porque lo quiero, y él me quiere, a su manera, pues”. Eso es amor?
Para mí está bien claro que lo primero que se debe tener en mente es que él no va a cambiar. Por más que aguantes, que lo perdones, que le demuestres tu amor. NO CAMBIARÁ.
Segundo, acaso de verdad quieres a un hombre que te castiga, que te hace sufrir, que te humilla, a tu lado? A veces piensas que no vas a conseguir otra relación, e incluso es miedo a la soledad. Lo irónico es que justo cuando te quedas sola es cuando aprendes a ver más allá de ti, de tus miedos, tus fantasmas, y comienzas a valorarte, a amarte y a perdonarte. Una vez que te adoras, sabes que nunca más estarás sola.
Por supuesto que tener una pareja es maravilloso, compartir risas y llantos, los viajes, la cama y el vino con alguien que amas y te ama es increíble. La noticia es que una vez que tú estás sanada y con tu dignidad recuperada, entonces estarás lista para que llegue a ti alguien en las mismas condiciones, no una persona incompleta y con traumas que busca aprovecharse de ti (en cualquier aspecto).
El maltrato no sólo es que te peguen-golpeen, también te maltrata el que te humilla siempre que puede, aquél que llega un día sí y otro también alcoholizado perdido a casa, aquel que te pone los cuernos en cuanto tiene ocasión, ése que te ignora y que te trata como un mueble, el que continúa diciéndote que eres tonta, fea y/o que no sirves para nada. Sal de ahí! Por favor.
Fácil no es, ya lo sé. Los círculos viciosos te atrapan y te convierten en un ser dependiente, crees que la vida se te va a casi derrumbar por un montón de cosas, para unas es por el sustento económico, para otras es el qué dirán, otras son apegadas al espíritu de sacrificio o se quieren tan poco que se acostumbran a recibir ni la verdad a cambio.
Mi amiga Clarisa, mi Tramposa favorita, me cuenta: "El día que yo decidí separarme, mi madre me hizo sentir culpable, me dijo algo así como -Ay, nena. Esque tienes un carácter tan feo. Tu ni aguantas nada-." Continúa diciendo con cara de desaprobación: "Osea como? La vida es de aguantar o de ser feliz? Mi madre me hablaba por teléfono llorando para preguntarme si YO ya lo había buscado a él, para “arreglar” nuestra situación."
Al final, no hay nada que el tiempo no cure y a todos los estados civiles se acostumbra el cuerpo… y la familia, y Clarisa me confiesa: "Es verdad, yo sé que secretamente a mi madre aún le da vergüenza decirle a sus parientes y amigos medio lejanos que su hijita, ésa que se casó con bombo y platillos, ya no está casadita, calladita, sumisita y encerradita en su castillo de cristal llamado matrimonio." Y me dice ya con media carcajada asomando -"A la pobre le da una pena inmensa decir que "fracasé", que ya tengo mis treinta y casi cuatro y que ando en la vida como si la idea ésa de “sentar cabeza” y procrear no fuera importante para mi.". Se queda pensando y reflexiva agrega: -"Porque no es que no sea importante o que nunca piense en eso, pero nada ni nadie es más importante que vivir tranquila persiguiendo mis sueños, que ya tuve suficiente de sacrificar mi idea de felicidad por darle gusto a la familia y al resto del planeta". Y después de tomar aire y hacer una pausa como si viajara en retrospectiva, agarra aire y declara muy segura: -"Que a mi ya me vale madre esos "amores de portarretratos” donde salen muy bonitos todos ahí colgados en las paredes o suspendidos sobre las mesitas laterales de la sala pero que a la mera hora ni se hablan, ni se aman, ni se existen." Y continúa diciéndome fervorosamente "Ojalá un día la vida me sorprenda dándome la oportunidad de poder compartirme con el hombre que amo y que me ama, sea que ya lo conozco o que estoy por conocer. Pero eso de dejarme manosear mi valor como mujer con tal de tener con quién discutir el clima o ver la tele, ya no."
Me gustó el episodio de Clarisa para contarla en especial el día de hoy. Cabe aclarar que el marido de Clarisa no le pegaba, pero tampoco le hablaba, ni la cuidaba ni la amaba. Solo era un "santo" que ella dejó de amar para justamente enamorarse perdidamente de su antítesis. Pero esa es otra historia, muy tramposa, que si ella me da permiso un día de estos se las voy a platicar.
... me encanta haberte encontrado!!
ResponderBorrarTristemente la violencia muchas veces empieza por nosotras mismas desde el momento en el que nos dejamos de querer y queremos se como alguien más, cuando nos exigimos demasiado y nada de lo que hacemos nos satisface, cuando pensamos que vivir por y para los demás es lo importante dejando atrás nuestros sueños por creer que son solo eso, sueños... puedo decirte que en mi caso me he divorciado de lo que según la sociedad es lo correcto y he vivido mi vida como yo lo he decidido y soy mucho más feliz :)
Es la primera vez que te leo pero no será la última...
ojalá muchos hombres puedan leerte también
felicidades por el blog!!
un abrazo
gaby gaitan
pd. jajaja! yo si soy Miss de kinder y mi blog es para los papás de mis chavitos :)