"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias." MVLlosa

lunes, 11 de octubre de 2010

La gente vive como maneja

El otro día iba manejando sobre Circuito, era un domingo a la hora de la comida y la verdad es que no había tráfico. Yo iba por el carril derecho ya que estaba a punto de tomar la siguiente salida. Una camioneta  estaba esperando en la siguiente entrada para incorporarse a Circuito. Yo aminoré la velocidad a una buena distancia. Estábamos en el entendido que él iba a pasar y que yo lo estaba permitiendo. La camioneta avanza solo un poco y a la mera hora frena. No se aventó.

No pude aguantar la curiosidad de ver la cara del conductor. Me lo imaginé haciéndose para un lado esquivando golpes en la vida. Indeciso de avanzar o frenar, indeciso de tomar oportunidades y de arriesgarse, esperando a que llegue un mejor momento, me recordó tanto a alguien... Y es entonces cuando me imaginé que vivir es como manejar.

Hay conductores que se lo toman todo con calma por que así les da su gana, por que son seres tranquilos, por que no tienen prisa, por que no tienen una motivación o tal vez por que ni siquiera saben hacia donde van. Hay otros histéricos, que se la viven haciendo escándalos, tocando cláxons, insultando a la gente, con furia y resentimientos guardados. Están también los impacientes que siempre van rápido, como si los vinieran persiguiendo. Como si se les fuera la vida, aunque después de uno que otro susto se dan cuenta que no todo es mejor por que sea más rápido. Y claro, quién no se ha topado con los egoístas, esos que tienen el “síndrome del hijo único”, los que se paran a mitad de la calle para recoger a alguien, los que se detienen en doble fila reduciendo la circulación a un solo carril, a esos que les valen los demás, esos que nunca se toman un tiempo por pensar la situación por la que otros conductores van pasando. Mientras ellos puedan ir sin problema a donde tienen que ir, al ritmo al que quieren ir, pararse justo donde se tienen que parar todo está bien.

Que tal los que se creen perfectos, que se saben todas las señalizaciones, todos los atajos, todas las direcciones, aquellos que si no manejas como ellos, no sabes manejar. No aceptan otros estilos, otras opiniones, otros caminos. Existen los que siempre toman el mismo camino, a la misma hora, que creen que lo tienen todo medido hasta que en plena manifestación se dan cuenta que a la vida no se le controla. Por el contrario, están aquellos que siempre buscan nuevas rutas para llegar a algún lado, que se pierden, que dan vueltas pero al final son los que después de tanta perdida algo van aprendiendo. Hay veces que te das cuenta que tenías que perderte para encontrar algo maravilloso. Y para aderezar cualquiera de las anteriores se puede combinar con los prejuiciosos y sexistas. El típico “tenía que ser vieja". Y así, una gran variedad de estilos y moods . Los respetuosos, los que conocen el reglamento, los que apoyan "el peatón primero", los come-altos, los soñadores, los musicales, las multi-task...


El punto es que nuestros actos son los que definen lo que somos. De qué sirve presentarte como Ana si eres Caro. De qué sirve pregonar que eres una persona respetuosa, con valores, con dignidad y resulta que actúas como todo un patán(a). De qué sirve andar canturreando que eres “greenpeace” si ni siquiera puedes separar la basura. De qué sirve promoverte como la nueva Madre Teresa si eres incapaz de ayudar a las personas más cercanas. De qué sirve decirle a la gente que la quieres si no te preocupas por ella, si no la cuidas, si no eres gentil. De qué sirve vestirte de Gucci si es pirata. De qué sirve pedir perdón si no lo sientes. De qué sirve la vida si no la vas a vivir. Las cosas son lo que son, las personas somos como somos y eso se nota aún cuando le pongan nombres bonitos ó ideas falsas a una realidad beligerante y ensordecedoramente obvia, tarde o temprano.

Todos nos hemos pasado altos, infraccionado límites, dado un portazo sin querer al coche de al lado, cambiado de carril sin poner la direccional, chocado ó mentado la madre. Todos nos hemos equivocado. Pero tenemos una esencia innegable, intrínseca y maravillosa y no tendríamos que mentir tratando de embellecerla por que las mentiras son joyas de vidrio barato que no necesitamos.

Todos los días se aprenden atajos nuevos.


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