Los viernes te retomo después de una pausa.
Los viernes son la puerta abierta al mar cerrado.
Los viernes sale el sol de madrugada.
Los viernes me enamoro.
Los viernes me visto de seda inalcanzable, me escurro entre tus dedos, me vuelvo indefinida.
Esperando que me encuentres me cobijo con tu almohada y te recuerdo con un beso que otros viernes nos aguardan en el alma.
Los viernes comienza una historia nueva entre tus brazos, donde el protagonista de mis besos se roba los aplausos de tu mirada, donde tu sonrisa me fotografía usando un flash inaudito de destellos armoniosos y colorido technicolor.
Los viernes tus pinceles me seducen con colores que en la Tierra no tienen nombre aún. Los viernes me hipnotizas bajo influjo de saliva que se vuelve dulce y magia, que me envuelven en locura y adicción.
Los viernes soy tu reina, soy tu escalava y soy tu diosa. Soy muñeca, soy princesa, soy la fiera, soy de ti. Soy tan viernes que me vuelvo una con el día, me muero con la noche y renazco con el sol para entonces encontrarte tan plácidamente dormido que me vuelvo sábado y domingo empeñada en serte ahora contigo y para ti.
Los viernes saco las uñas y araño al viento en un intento de romperlo, le grito a la luna que se estanque en un sitio, le imploro al alba que se esconda en la oscuridad. Nadie atiende mi llamado, nadie sabe lo que hablo. Solo queda beberte gota a gota y aprisionarte para siempre en la memoria de mi vida y de mi ser. Amarte poco a poco, saborear tu inteligencia, apretarte con los ojos y untarme la nobleza que te escurre por la frente y que me moja hasta los pies.